Y ni siquiera sé bien si es la palabra que define lo que quiero decir,
pero me refiero a esas situaciones en las que justamente no podes poner en palabras lo que te sucede, todo eso que tanto te molesta y no porque quieras pasarla mal.
Muchas veces nos pasan cosas que no deberían pasarnos.
Muchas veces me pasan cosas que no sé cómo manejar.
Situaciones en las que entiendo a los demás, que no voy a enfrentarme ni generar rispideces porque toda persona tiene sus razones para actuar como lo hace.
Pero hay algo que se genera en mí que intenta responsabilizar al otro en cierta manera, de todo lo que no puedo, por una acción externa.
Como si de alguien más, además de mí, dependiera mi vida, las decisiones que tomo y lo que quiero hacer.
Como si no fuera mi absoluta responsabilidad no poder decidir qué hacer frente a ciertas situaciones.
Todo lo que podía pasar que me hiciera tanto daño, ya pasó.
Cosas que creí que nunca viviría, las viví.
Realmente creo que si vuelve a pasarme es porque todavía hay gente que no sabe manejarse en base al amor, porque decidir, sé que mis decisiones ya están muy mejoradas en cuanto a las que tomaba hace unos meses.
Y si bien quisiera que todo se resuelva ya, creo que no hay tanto por resolver.
Hay mucho de dejarse llevar.
Me da miedo confundirme de sentir y creer que me estoy dejando llevar cuando algo es favorable, y dejarme estar.
Cuando todo parece imposible, puedo.
Cuando tengo todo por ganar, como experiencias que siempre quise tener, un viaje que siempre quise hacer, o un cambio laboral que necesito, siento que hasta lo bueno que me pasa me traba.
Y es que me asombro cuando todo va viento en popa, y reitero así lo que alguna vez aseguré. Las cosas malas que me acontecen, no son más que situaciones, porque ya no quiero llamarlas problemas.
Que tengo riesgos, seguro, y miles.
Que tengo miedos, muchísimos más.
Pero que tengo sueños y ganas de cumplirlos, eso sí que puedo asegurar.
Pero que tengo sueños y ganas de cumplirlos, eso sí que puedo asegurar.
Cada vez que sucede algo que me hace modificar un poco el camino para seguir adelante, siento que se me cambia entero el plan.
No debería ser así, empezando porque ni siquiera tengo un plan tan cierto.
Sí tengo por cierto que a partir de este viaje voy a poder vivir como quiero, en PAZ.
Sea en Panamá, en México, Mendoza o Buenos Aires.
Conmigo.
Aprendiendo todavía que todo lo que siento que ahora me traba, son situaciones que pueden pasar siempre.
Tengo que seguir hacia allá, adelante, por más que intenten moverme un poco hacia el costado.
Mi ruta se va construyendo, y con amor quiero seguir creciendo.
Por más que crea ahora que no hay salida,
que cada vez que va todo bien, de repente una quebradura, algo que hace que mi vida se detenga,
el tiempo sigue.
Mi vida también.
Siguen mis días y mis sueños crecen. Mis ganas de volar, literalmente, son cada vez más.
Y quiero que así siga siendo.
Que por cada contratiempo, más que acerque a mi sueño.
Con cada quebradura, que se agrande mi deseo.
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