AGOTADA

AGOTADA

estoy, porque siempre me apesadumbra la idea de lo malo que pueda llegar a pasar

Que me pase todo junto porque no aguanto más

HARTA

de no poder resolver de antemano lo que sé que va a pasar.

Y quizás pasa porque esa energía que maneja el miedo, hace que sucedan las cosas que más tememos.

De repente me siento bien de nuevo y quiero escribir.

Me gusta mostrarme cuando estoy bien

No me gusta escribirme cuando estoy mal. Me siento adolescente suicida.

Sin prejuicio de todo lo que implica juntar esas dos palabras.

Fui adolescente y también lo pensé.

Quitarte la vida a veces sería una buena solución

hasta que descubrí que si lo hacía,

¿cómo lograría todo lo que tengo pensado?

Y ahí es cuando agradezco estar

VIVA

Empiezo de nuevo y escribo,

me hallo y me gusto

Me busco y me mimo

me libero,

escribo.

Otra vez un detalle,

porque ya no quiero llamarlo problema.

Un detalle que hace que mi día esté apagado y que cada vez que intente, dentro de estas 24 horas, hacer algo para acercarme un paso más a mi sueño, me provoca un agujero inmenso en el estómago y una contractura que no se va con nada y me siento

AGOTADA.

Un tecito que me calma y un café después.

Ya no hay remedio ni bebida que pueda con mi bipolaridad mal diagnosticada.

Pienso mucho y después de horas acostada,

siento que no hay nada, nadie, ninguno

que pueda conmigo.

No van a lograr derribarme y de acá me levanto.

Pesando menos

pensando poco

sintiendo más,

sufriendo menos

queriendo-me.

Así es como lo logro.

Así me levanto.

Porque tengo un objetivo y aunque pasen días en que no realice un paso material para acercarme a él, mi corazón sabe que mi cuerpo en algún momento me va a acompañar, y tengo que estar preparada para el arranque.

Si me muevo, me encuentro

y si me pierdo,

me busco.

Porque agotada o no

de mi deseo, no me oculto.