Tengo la costumbre de escribir para sanarme. Después me leo y pienso ¡qué enferma estoy! Por creer que las cosas que me pasan son incurables, por darle el lujo a esos detalles de convertirlos en problemas. Por creer que no hay solución, a las rutinas ciclotímicas que me invaden. Mi remedio más cercano es aceptarme así. Que un día lo arranco con la mejor de las energías, cantando, bailando en el subte o en el bondi, con más de 30 personas mirándome y pidiéndome a gritos con sus ojos que pare de moverme o de cantar, que les molesta lo único que ahí pueden escuchar. Yo. Y esos días los termino llorando, pidiéndole a gritos al universo que pare, que no me quiero bajar pero que necesito acostarme y descansar. Sin que pase el tiempo sería lo ideal. Tratando de resolver lo que siento inconcluso sin perder ese tiempo en otros conflictos, o en las cosas en las que verdaderamente debería enfocarme. En mí. “enfocate en vos, concentrate, date gustos y hacé lo que te haga bien”
Conflictos de todos los días.